La fuerza de voluntad es una capacidad que podemos aprender y desarrollar. Es como un músculo, se puede entrenar. Así como para los atletas resulta imprescindible la preparación física y mental, también para nosotros prepararnos para lograr nuestros objetivos será una labor fundamental.
"La voluntad nos define"
Todo empieza con un deseo, pero para realizarlo no basta con anhelarlo sino que ese deseo tiene que transformarse en algo que queremos, es decir, algo guiado por nuestra voluntad y motivación.
Voluntad en principio es elegir, y cuando elegimos también renunciamos, incluso cuando no lo hacemos estamos tomando una elección, como expresaba el filósofo William James “Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección”.
Elegir en el caso de la voluntad es apostar por algo que nos ilusiona y a lo que llegaremos con esfuerzo y paciencia. Siendo nuestra meta la acción, sobre todo en los momentos más complicados. Pero realmente aquello que nos va empujando es nuestra motivación. En ocasiones, podemos observar la meta como positiva pero el proceso para llegar es difícil.
¿Cómo fomentar aquí nuestra fuerza de voluntad?
Lo primero es saber si es algo que deseamos realmente lograr y cuando obtengamos la respuesta, si esta es afirmativa tendremos que ir exigiendo de nosotros mismos, no perdiendo de vista nuestro horizonte, ya que todo esfuerzo de una u otra manera genera una recompensa pues solo quien tiene paciencia tiene la capacidad de utilizar la voluntad sin esperar resultados inmediatos.
Si lo pensamos el verdadero objetivo de la voluntad es conseguir la victoria sobre nosotros mismos.
Trabajar la voluntad
Ya lo hemos mencionado, la voluntad es como un músculo que se puede entrenar. Pero ¿Cómo podemos hacerlo? Para ello debemos tener algunas cuestiones claras.
La voluntad es aprendizaje gradual y progresivo, a través de la repetición constante... es como si fuéramos adquiriendo hábitos, requiriendo mucho esfuerzo en los primeros momentos.
Una de las cosas fundamentales es tener claro que los beneficios en la mayoría de las ocasiones no se obtendrán de inmediato, sino a largo plazo y en el proceso tomaremos decisiones que debiliten o fortalezcan nuestra voluntad, pero que si vencemos, nos permitirán alcanzar la cima de nuestra meta.
La motivación debe ser nuestro principal motor que nos dará la fuerza necesaria. Y para ello, tenemos que saber lo que queremos para preparar la voluntad hacia la lucha interna, teniendo nuestros objetivos claros y bien delimitados, renunciando a todo lo que nos distraiga.
Hay que tener en mente que estamos cultivando lo que en un futuro serán nuestros frutos, nuestra voluntad será esa semilla que hemos plantado y que irá creciendo, si trabajamos para ello, insistiendo una y otra vez en su cuidado y crecimiento. Así, iremos gobernándonos más a nosotros mismos desarrollando nuestra capacidad de voluntad, a través de la constancia.
Y no olvidemos, que el aprendizaje no tiene fin, pues continuamente nos encontramos con situaciones inesperadas que nos obligan a reorganizar el esqueleto personal, por eso la voluntad, como el aprendizaje es algo continuo.
Por último, si en algún momento sentimos que no tenemos fuerza de voluntad, podemos preguntarnos a qué creemos que se debe.
¿Estas realizando algo que realmente deseas?
¿Consideras que vale la pena el esfuerzo?
¿Crees que vas o no, a poder lograrlo?
¿Por qué?
¡Cuestiónate!
Con estas preguntas podremos ir llegando al núcleo de nuestra falta de voluntad y descubrir cuál es la causa real que se esconde. Ya que con frecuencia, nuestro estilo de pensamiento y creencias nos limitan a lograr nuestros objetivos.
Be Focus.
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